Articoli / Blog / In spagnolo | 29 Aprile 2018

Mauro Leonardi – La procesión del Corpus en Ostia y no en Roma. Francisco siguiendo los pasos de Pablo VI

El Papa Francisco continúa con su proyecto de quitar importancia a Roma como “capital” del cristianismo para subrayar, sí, el primado, pero tan solo en lo que concierne el aspecto espiritual, según las palabras dichas de Jesús a san Pedro: “y tú, una vez que te hayas arrepentido, confirma a tus hermanos” (Lc 22, 31-32) y no le dice “manda sobre ellos”, “llévales”, “gobierna” con visión de un más allá, “sé su jefe” o frases parecidas.

La procesión del Corpus este año tendrá lugar en Ostia: será el 3 de junio. Desde hace 40 años la preside el Papa; su recorrido era el camino que va desde las basílicas de San Juan de Letrán a Santa María la Mayor. Nos encontramos ante un proceso que se remonta al inicio del pontificado de Bergoglio. Los anteriores pontífices, Juan Pablo II y Benedicto XVI, participaban en la procesión yendo en papamóvil junto al Santísimo; en cambio el Papa Francisco, desde el inicio, ha querido participar en la procesión yendo a pie como todos los demás y después esperar su llegada en Santa María la Mayor.

El año pasado se produjo un cambio: la procesión tuvo lugar el domingo en vez del jueves. Con ello, el Papa Francisco ha querido poner de manifiesto el profundo respeto que tiene por la sociedad civil y los no creyentes. Este año, como ya he recordado, tiene lugar en Ostia, una ciudad a las afueras de la diócesis de Roma. Es un hecho singular pero no se trata de una improvisación: el Papa en su mensaje habla de la importancia de ir hacia…, de salir hacia afuera.

No ha sido el primero en hacerlo, fue Pablo VI… han pasado ya 50 años. No parece que existiese un motivo preciso sino el simple deseo de fomentar la celebración de esta procesión en las parroquias romanas. Así pues resulta claro que estas procesiones se hacen en las parroquias. En la lógica de Bergoglio las parroquias son la célula principal de la Iglesia; este hecho queda confirmado por el modo de hacer del Papa Francisco: en los Sínodos efectuados durante su pontificado muy pocas veces ha llamado a participar a movimientos y asociaciones. Cristo se encuentra en la calle y ésta es la del barrio, la de tu casa. Y estar en un territorio no te permite “elegir” quién está a tu lado, quién sea el prójimo, hacer preferencias por esto o lo otro, usando criterios que tienen su origen o se apoyan en el aspecto divino o sobrenatural pero que después se vuelven criterios humanos, y que llevan a alejar de la Iglesia a personas bien dispuestas, a personas en las cuales Dios ha puesto su mirada.

Las procesiones del Corpus nacieron cuando la Iglesia se dio cuenta de que el misterio de la Eucaristía se encontraba excesivamente separado de la vida de la gente común: Cristo estaba presente pero solo en las iglesias y en los monasterios, pero no en la vida ordinaria de los fieles. Uso el término “se dio cuenta” porque conozco bien los hechos que dieron lugar a la instauración de estas procesiones.

Hace 50 años Pablo VI afirmaba: “Nosotros, quitemos la Santa Eucaristía del secreto silencio de nuestros sagrarios, al que solo los iniciados, queremos decir los fieles creyentes devotos, educados en los misterios de nuestra religión, pueden acceder conscientemente; y llevémosla fuera, a la sociedad secular y profana, en medio de las plazas, de las calles, de las casas, donde se desarrolla la vida terrena, inmersa en los asuntos temporales”

Esto es lo que el Papa Francisco desea resaltar.

El artículo original en italiano